lunes, 29 de diciembre de 2014

Cuento: La gran aventura de Porky

La gran aventura de Porky

Había una vez, en una granja a las afueras de la ciudad de Georgetown, junto a una familia de puerquitos vivía el pequeño Porky, el más pequeño de sus 5 hermanos, a sus hermanos les gustaba pasar todo el día jugando en el lodo aunque a su mamá siempre le molestaba que se la pasaran solamente dando vueltas en el lodo.
-¡Niños, jueguen a otra cosa, no se la pasarán todo el día haciendo solo eso!- la señora Linda les gritaba desde su pequeña casa.
Los dueños de la granja querían mucho a Porky, ya que era el único puerquito que hacía otras cosas a parte de estar todo el tiempo en el lodo, salía a explorar la granja junto a sus amigos, Pepe el Pato y Gina la Gallina. Todos los días salían a explorar nuevos rincones de la granja.
Un día salieron Porky, Pepe y Gina a explorar la granja como lo hacían todos los días, pasaron por donde vivía Gina, en el gallinero, pasaron por donde vivía Pepe, en el estanque, todos esos lugares ya los habían revisado y se habían metido hasta en los lugares que nadie conocía. De pronto se encontraron unos animales enormes, parecía que eran dos metros más altos de ellos, no podían imaginar un animal de ese tamaño, para ellos era un monstruo, caminaron sigilosamente, todos los animales de ese tamaño estaban reunidos, parecía que tramaban un plan malvado.
-Creo que traman atacar al estanque- dijo Pepe asustado, sus amigos lo voltearon a ver muy asustados.
-Tal ves planean atacar al gallinero- dijo Gina aún más asustada.
-Tenemos que ver que traman estos monstruos- dijo Porky, siendo un poco valiente, aunque le temblaban las patitas.
Se acercaron un poco más y aunque el día era soleado sentían un frío inmenso, se refugiaron detrás de un árbol y observaron a estos monstruos, cuando decidieron ir de vuelta a sus casas, después de haber observado y escuchado, uno de los monstruos se paró justo detrás de ellos, parecía enojado. Los tres amigos comenzaron a gritar lo más fuerte que pudieron, quisieron correr pero el monstruo no los dejó, Pepe y Gina se pegaron al árbol, casi abrazándolo, pero Porky se quedó en donde estaba, miraba a su enemigo a los ojos, después miró unas manchas negras a lo largo del cuerpo del monstruo, unas orejas igualmente negras y una cola larga, tenía curiosidad por saber el nombre del monstruo, así que reunió valor y por fin lo hizo.
-¿Cómo te llamas?- le preguntó al monstruo, Pepe y Gina sorprendidos intentaron jalar a Porky, pero se mantuvo en su lugar.
-Mi nombre es Vicky la Vaca- dijo, en ese momento Porky se dio cuenta que no era un monstruo, sino otro animal de la granja, un poco extraño y más grande que ellos, pero era otro vecino de su casa.
-¿Y por qué eres tan grande?- le preguntó curioso, el la miraba como si miraba al cielo.
-Porque así somos todas las vacas, en realidad nuestros hijos son casi igual de grandes, para ustedes podemos vernos como monstruos, pero en realidad somos muy amables, nuestros esposos se van a explorar y después nos hablan para ir y buscar comida- dijo Vicky muy amable.

Los tres amigos se sintieron un poco mejor al saber que Vicky no era un monstruo, sino solo una vaca amistosa. Porky había hecho una nueva amiga, la hija de Vicky. Al regresar a la granja le contó a sus cinco hermanos lo que había sucedido y sus hermanos atentos escucharon la historia completa, ellos también se sorprendieron al creer que era un monstruo, pero cuando les dijo que solo era una vaca todos comenzaron a reírse, así Porky, Pepe y Gina aprendieron que no debían juzgar a un animal solo por ser más grande que ellos. 
Paola Alejandra Trujillo Hernández 

No hay comentarios:

Publicar un comentario